Karma, dicen…
Karma, dicen,
como si el mundo tuviera
una lapicera cósmica
anotando nuestras macanas.
como si el mundo tuviera
una lapicera cósmica
anotando nuestras macanas.
Pero yo lo vi distinto,
una tarde cualquiera,
cuando metí la pata feo
y la vida me la devolvió
sin filtro ni subtítulos.
una tarde cualquiera,
cuando metí la pata feo
y la vida me la devolvió
sin filtro ni subtítulos.
Era joven,
creía que todo se arreglaba
con un “no fue pa’ tanto”.
Pero la realidad
creía que todo se arreglaba
con un “no fue pa’ tanto”.
Pero la realidad
—esa sí que no improvisa—
me enseñó que cada gesto
tira su eco en el tiempo.
me enseñó que cada gesto
tira su eco en el tiempo.
Y ahí entendí la métrica del viaje:
si sembrás ruido,
cosechás silencio;
si largás humo,
terminás ciego.
si sembrás ruido,
cosechás silencio;
si largás humo,
terminás ciego.
No lo cuento para dar lecciones,
sino para acompañarte
en ese instante incómodo
donde uno se pregunta:
“¿por qué justo a mí?”.
sino para acompañarte
en ese instante incómodo
donde uno se pregunta:
“¿por qué justo a mí?”.
Capaz no es castigo,
capaz no es destino,
capaz es solo la vida
sirviéndote la factura
de lo que pasaste por alto.
capaz no es destino,
capaz es solo la vida
sirviéndote la factura
de lo que pasaste por alto.
Karma, dicen…
Pero a veces
es simplemente crecer.
Pero a veces
es simplemente crecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias!