miércoles, 8 de octubre de 2025

Tentación X.


Tentación X.

La vi pasar como un trueno,
mitad fuego, mitad calma,
y entendí que hay deseos
que no se piensan… se desarman.

Su perfume me invadía,
mezcla dulce, casi humana,
como si el tiempo se hiciera
piel, silencio y llamarada.

Yo venía de promesas,
de evitar cada mirada,
de decir “no” por costumbre,
por miedo a lo que pasa.

Pero ella —con solo un gesto—
me cambió todas las reglas,
me hizo dudar del “correcto”
y abrazar la condena.

Porque hay tentaciones puras,
que no buscan destruir,
solo mostrarte el abismo
donde aprendés a vivir.

Y en su boca, sin palabras,
me encontré, me perdí,
como si el pecado fuera
la forma más libre de mí.

Hoy no sé si fue destino,
error o simple señal,
pero su tentación —esa X—
me enseñó lo esencial:

Que a veces lo prohibido
no es malo ni carnal,
sino el espejo sincero
de lo que uno quiere amar.



 

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