El gesto de saranghae.
En el gesto de saranghae
late un idioma sin fronteras,
un decir “te quiero” chiquito,
pero que abraza como marea entera.
late un idioma sin fronteras,
un decir “te quiero” chiquito,
pero que abraza como marea entera.
Es un dedo, es un pulgar,
pero es también un universo;
un símbolo suave y tierno
que cabe perfecto en un verso.
pero es también un universo;
un símbolo suave y tierno
que cabe perfecto en un verso.
Lo aprendí una tarde simple,
viendo a alguien que amaba reír;
y entendí que el amor también vive
en lo pequeño, en lo sutil.
viendo a alguien que amaba reír;
y entendí que el amor también vive
en lo pequeño, en lo sutil.
Porque a veces no hace falta
un discurso largo o profundo,
solo un gesto que ilumine
el rincón más gris del mundo.
un discurso largo o profundo,
solo un gesto que ilumine
el rincón más gris del mundo.
Por eso hoy lo levanto,
así, sincero y sin pose,
mi gesto de saranghae al viento…
para que tu corazón lo roce.
así, sincero y sin pose,
mi gesto de saranghae al viento…
para que tu corazón lo roce.
Es breve, pero eterno,
mínimo, pero real;
como decirte “te quiero”
con un toque digital.
mínimo, pero real;
como decirte “te quiero”
con un toque digital.
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