Remedio de corazón.

Mis amigos son el remedio de mi corazón,
lo digo sin vueltas, sin rima forzada,
porque en cada abrazo que me dieron
se curó una herida que yo ni sabía que sangraba.

Son la voz que me rescata cuando el mundo me empuja,
la risa que rompe la sombra más dura,
la calma en el pecho cuando la vida
me pide otra lucha.

Aprendí 

—entre calles, noches y desvelos—
que uno no elige a la sangre,
pero sí a los compañeros del vuelo.
Y en ese vuelo encontré verdad:
la amistad también es un milagro pequeño.

He caído, sí, y más de una vez,
pero siempre hubo una mano que me levantó
antes de que la duda me robe la fe.
Y allí entendí que un amigo
es destino con forma de piel.

Por eso canto,
con métrica libre y corazón sincero,
que mis amigos son medicina,
la cura exacta del sendero…
y que en este viaje llamado vida,
son el remedio más verdadero.

XUS