Donde nace mi voz.
Canto porque un día entendí
que el silencio pesa demasiado,
y que una nota, por pequeña que sea,
puede abrir un cielo
en medio del cansancio.
que el silencio pesa demasiado,
y que una nota, por pequeña que sea,
puede abrir un cielo
en medio del cansancio.
Mi vida es mejor cantando,
lo digo sin vueltas,
con la métrica desordenada
de quien aprendió a rimar
mientras caminaba heridas.
lo digo sin vueltas,
con la métrica desordenada
de quien aprendió a rimar
mientras caminaba heridas.
Hubo un tiempo gris,
uno de esos que nadie quiere contar,
en el que me guardé la voz
por miedo a molestar.
Hasta que una tarde cualquiera,
sin milagros ni testigos,
solté un tarareo tímido,
y algo en mí despertó
como si volviera a empezar.
uno de esos que nadie quiere contar,
en el que me guardé la voz
por miedo a molestar.
Hasta que una tarde cualquiera,
sin milagros ni testigos,
solté un tarareo tímido,
y algo en mí despertó
como si volviera a empezar.
Desde entonces, canto.
Canto cuando todo va bien
y cuando todo va mal,
canto por recuerdos que duelen
y por alegrías que regresan.
Canto porque me ordena,
porque me abraza,
porque me vuelve humano.
Canto cuando todo va bien
y cuando todo va mal,
canto por recuerdos que duelen
y por alegrías que regresan.
Canto porque me ordena,
porque me abraza,
porque me vuelve humano.
Mi vida es mejor cantando,
no por la música,
sino por la libertad
que encuentro cada vez
que dejo que mi voz
me devuelva al camino.
no por la música,
sino por la libertad
que encuentro cada vez
que dejo que mi voz
me devuelva al camino.
Y así sigo, simple, sincero,
afinando mis días,
compás tras compás,
porque en cada canción descubro
que la vida
afinando mis días,
compás tras compás,
porque en cada canción descubro
que la vida
—la mía—
suena un poco más hermosa
cuando me permito sonar.
suena un poco más hermosa
cuando me permito sonar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias!