Corazón que sana con amigos.
Mis amigos son el pulso que me ordena,
la chispa que vuelve luz lo que en mí suena.
No es ciencia, ni magia,
es compañía verdadera
que aparece incluso cuando mi alma
se siente en la última frontera.
la chispa que vuelve luz lo que en mí suena.
No es ciencia, ni magia,
es compañía verdadera
que aparece incluso cuando mi alma
se siente en la última frontera.
Crecí pensando que podía solo,
que el mundo era un duelo sin coro,
pero la vida
que el mundo era un duelo sin coro,
pero la vida
—con su golpe lento—
me enseñó que un hombro compartido
vale más que cualquier tesoro.
me enseñó que un hombro compartido
vale más que cualquier tesoro.
Ellos entraron sin pedir permiso,
con risas que remiendan,
con palabras que abrigan,
con silencios que saben cuándo
romper mi prisa.
con risas que remiendan,
con palabras que abrigan,
con silencios que saben cuándo
romper mi prisa.
Y ahora sé, sin dudas ni ecos,
que cada amigo es un latido fresco,
una fuerza que me empuja
cuando el paso se me quiebra,
cuando el miedo pesa más
de lo que cualquiera confiesa.
que cada amigo es un latido fresco,
una fuerza que me empuja
cuando el paso se me quiebra,
cuando el miedo pesa más
de lo que cualquiera confiesa.
Por eso digo, con voz simple
y espíritu callejero:
si mi corazón se rompe,
ellos son el remedio entero.
y espíritu callejero:
si mi corazón se rompe,
ellos son el remedio entero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias!