martes, 25 de noviembre de 2025

Mirada que despierta.


Mirada que despierta.

Hay gestos que desarman,
como esa carita simple
que parece decirte
“che, aflojá… 
todavía hay cosas lindas”.

Y me veo ahí,
en un recuerdo de esos que vuelven sin permiso:
cuando la vida era un cuaderno en blanco
y uno dibujaba mundos
sin miedo a equivocarse.

Por eso te escribo suave,
con métrica de corazón abierto:
a veces lo más tierno
te salva sin ruido,
te acomoda el alma
como un abrazo que llega justo.

Aprendí en mis golpes,
en mis días duros,
que una sonrisa así
—redonda, ingenua, luminosa—
puede frenar un día gris
y convertirlo en un poquito de paz.

Así que quedate con esto,
simple, humano, real:
cuando el mundo te apure,
mirá con esta mirada limpia.

La ternura,
aunque parezca mínima,
siempre sabe defendernos.





 

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