martes, 18 de noviembre de 2025

Gata en modo tormenta.


Gata en modo tormenta.

Gata,
hay días en que el mundo ruge
y vos rugís más fuerte.
No por enojo,
sino por instinto:
el de quien aprendió a avanzar
aunque el piso tiemble.

Te miro en esa frase,
ATR marcada como un tatuaje,
y pienso en todas las veces
que la vida te cerró puertas,
y aun así
entraste por la ventana.

Mi historia también tiene eso:
noches donde el laburo era poco,
la fe apenas un fósforo,
pero igual seguí,
con la frente en alto
y la rabia convertida en motor.

Por eso este poema respira calle,
lo que se aprende afuera,
donde nadie pregunta tu nombre
pero todos sienten tu energía.

Sos gata en modo tormenta,
y aunque la ciudad te dé la espalda,
vos la enfrentás igual:
uñas listas,
mirada firme,
paso decidido.

Y en ese ritmo sin freno
que solo vos entendés,
hay verdad,
hay fuerza,
hay historia.

Seguí siendo así,
asalto de viento,
cataclismo con estilo,
huracán con brillo propio.

Porque algunas gatas caminan,
pero vos…
vos dejás un temblor
en cada paso.


 

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