Gata al ritmo del barrio.

Gata,
este ATR me sale del alma,
como un latido acelerado
que aprendí en las esquinas
donde la música suena
aunque no haya parlantes.

Nace solo,
sin permiso,
cuando veo tu fuerza
escrita en esas letras gastadas,
recias,
como quien sobrevivió a mil noches
y aun así baila.

Yo crecí viendo mujeres así,
gatas de barrio,
que no pedían permiso para existir.
Mi vieja, por ejemplo,
ponía cumbia mientras limpiaba
y el mundo dejaba de pesar
por un ratito.
De ahí aprendí
que la vida mejora
cuando uno decide moverse.

Por eso este poema vibra:
porque habla de vos,
de la que camina firme,
de la que no baja la mirada,
de la que aprendió a hacerse lugar
en un mundo apretado.

Sos ATR,
gata del día y de la noche,
de las caídas y las victorias,
de las risas que tapan cicatrices
pero no las niegan.

Y yo te escribo simple,
directo,
a ritmo de corazón sincero:

seguí así, gata,
rompiendo lo que te encierra,
bailando lo que te duele,
viviendo lo que te salva.

Porque hay gente
que nace para seguir reglas,
y hay otras, como vos,
que nacen para escribirlas
a su manera.

XUS