Cuando tu sonrisa abre el mundo.

Alguien ahí afuera,
aunque no lo conozcas,
respira un poco más liviano
cuando dejás que tu sonrisa
le gane la pulseada a las sombras.

Yo lo aprendí una tarde gris,
cuando andaba vencido,
cargando los pasos
como si el suelo pesara más que mi destino.
Y fue una desconocida,
con un gesto mínimo,
la que me recordó
que la luz es un idioma compartido.

Desde entonces entendí
que cada sonrisa tuya
es un puente que nadie derrumba,
una chispa que toca vidas
sin pedir permiso ni culpa.

Por eso, si algún día dudás,
si el mundo te parece frío o torpe,
recordá esta rima corta:
tu alegría tiene alcance,
como un trueno noble.

Alguien ahí afuera,
tal vez cerca, tal vez lejos,
se siente mejor
cuando sonreís un segundo,
cuando dejás que tu alma
le guiñe el ojo al mundo.

XUS