Ser bonito también duele.
Dicen “qué lindo sos” como si fuera suerte,
pero no ven las veces que morí por dentro.
Ser bonito no me hizo invencible,
me enseñó que el brillo también pesa por momentos.
pero no ven las veces que morí por dentro.
Ser bonito no me hizo invencible,
me enseñó que el brillo también pesa por momentos.
A veces la gente mira, pero no ve,
confunden sonrisa con estar bien.
Y yo, con mi calma de guerra invisible,
aprendí a fingir lo imposible.
confunden sonrisa con estar bien.
Y yo, con mi calma de guerra invisible,
aprendí a fingir lo imposible.
Porque ser bonito no es solo cara,
es sostener la mirada cuando el alma se quiebra.
Es seguir de pie, aunque la vida te ladra,
y abrazar la tristeza que el cuerpo niega.
es sostener la mirada cuando el alma se quiebra.
Es seguir de pie, aunque la vida te ladra,
y abrazar la tristeza que el cuerpo niega.
Me dijeron “vos la tenés fácil”,
como si la piel borrara el pasado.
No saben que detrás de cada gesto amable,
hay un llanto bien entrenado.
como si la piel borrara el pasado.
No saben que detrás de cada gesto amable,
hay un llanto bien entrenado.
Así que sí, soy bonito —pero en serio—,
por dentro, por fuera, con mis misterios.
Porque la belleza no es un privilegio,
es aprender a seguir… después del incendio.
por dentro, por fuera, con mis misterios.
Porque la belleza no es un privilegio,
es aprender a seguir… después del incendio.
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