Letra a.
Nací con la letra A tatuada en la frente,
la primera del abecedario, la que siempre va enfrente,
como si la vida me dijera: “vos empezá, valiente”,
aunque el miedo a veces mande y la voz se me ausente.
la primera del abecedario, la que siempre va enfrente,
como si la vida me dijera: “vos empezá, valiente”,
aunque el miedo a veces mande y la voz se me ausente.
Aprendí a querer el orden,
pero también a romperlo con ganas,
porque el alma no entiende de normas,
ni las heridas se curan con tablas.
pero también a romperlo con ganas,
porque el alma no entiende de normas,
ni las heridas se curan con tablas.
Fui el que quiso hacerlo todo bien,
el que soñó con líneas perfectas,
hasta que entendí que la vida no es recta,
que se escribe con tachones y promesas incompletas.
el que soñó con líneas perfectas,
hasta que entendí que la vida no es recta,
que se escribe con tachones y promesas incompletas.
La letra A suena al inicio de “Amor”,
de “Ahora”, de “Aprender” y de “Abismo”,
y en cada palabra me reconozco,
porque vivir —al final— es caer sin cinismo.
de “Ahora”, de “Aprender” y de “Abismo”,
y en cada palabra me reconozco,
porque vivir —al final— es caer sin cinismo.
Así que sí, soy letra A:
la que arranca, la que intenta, la que siente,
la que pierde, pero insiste,
porque ser humano es empezar eternamente.
la que arranca, la que intenta, la que siente,
la que pierde, pero insiste,
porque ser humano es empezar eternamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias!