Latido argentino.
Soy tu sangre, Argentina,
la que no olvida, la que camina.
La que nació entre calles partidas
y sueña grande aunque duela la vida.
la que no olvida, la que camina.
La que nació entre calles partidas
y sueña grande aunque duela la vida.
De chico aprendí a patear la suerte,
a putearle al viento y reírme de la muerte.
A llorar los goles,
a abrazar extraños,
porque en esta tierra hasta el dolor
se vuelve humano.
a putearle al viento y reírme de la muerte.
A llorar los goles,
a abrazar extraños,
porque en esta tierra hasta el dolor
se vuelve humano.
Llevo en la piel las marcas del pueblo,
esa mezcla de rabia, ternura y anhelo.
De los que no se rinden ni con el alma rota,
de los que laburan aunque el sol los explota.
esa mezcla de rabia, ternura y anhelo.
De los que no se rinden ni con el alma rota,
de los que laburan aunque el sol los explota.
“Oíd mortales”, dicen los que rezan,
pero acá se reza con birra y tristeza.
Se reza en la cancha,
en la esquina, en la mesa,
porque cada historia argentina
tiene su guerra y su promesa.
pero acá se reza con birra y tristeza.
Se reza en la cancha,
en la esquina, en la mesa,
porque cada historia argentina
tiene su guerra y su promesa.
Y sí, loco, yo soy tu sangre,
la que arde sin culpa, la que no se esconde.
La que levanta la bandera,
aunque pese la historia,
porque ser argentino;
es cargar el dolor… y hacerlo gloria.
la que arde sin culpa, la que no se esconde.
La que levanta la bandera,
aunque pese la historia,
porque ser argentino;
es cargar el dolor… y hacerlo gloria.
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