Corazón con bigotes.
Hay un latido suave en la casa,
no suena a reloj ni a campana,
suena a patas pequeñas
que cruzan la madrugada.
no suena a reloj ni a campana,
suena a patas pequeñas
que cruzan la madrugada.
Mi gato —ese filósofo peludo—
me mira como quien ya entendió el mundo.
No habla, pero sabe,
que el amor se demuestra sin ruido.
me mira como quien ya entendió el mundo.
No habla, pero sabe,
que el amor se demuestra sin ruido.
Aprendí de él que la calma
es también una forma de lucha,
que dormir al sol
es curar las grietas de la angustia.
es también una forma de lucha,
que dormir al sol
es curar las grietas de la angustia.
Una tarde lo encontré herido,
y sin pensarlo, lo abracé con miedo.
Sentí su pulso temblar contra el mío,
dos corazones latiendo sincero.
y sin pensarlo, lo abracé con miedo.
Sentí su pulso temblar contra el mío,
dos corazones latiendo sincero.
Desde entonces sé,
que no hay amor más limpio que el instinto,
ni compañía más pura
que la de un ser que te elige sin motivo.
que no hay amor más limpio que el instinto,
ni compañía más pura
que la de un ser que te elige sin motivo.
Él no promete nada,
solo se acuesta cerca, respira y existe.
Y en cada ronroneo discreto,
me recuerda que la vida
es más simple…
cuando se vive con ternura y sin gritos.
solo se acuesta cerca, respira y existe.
Y en cada ronroneo discreto,
me recuerda que la vida
es más simple…
cuando se vive con ternura y sin gritos.
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