Brindis por la libertad.
Salud —dije—, levantando el vaso,
por todo lo que solté despacio.
Por los días grises, por el cansancio,
por lo que dolía y ya no abrazo.
por todo lo que solté despacio.
Por los días grises, por el cansancio,
por lo que dolía y ya no abrazo.
Mandar todo a la mierda no es huir,
es tener el valor de elegir.
De decir “basta” cuando el alma grita,
cuando la paz pesa más que la cita.
es tener el valor de elegir.
De decir “basta” cuando el alma grita,
cuando la paz pesa más que la cita.
Me cansé de fingir sonrisas,
de quedarme donde nada me avisa.
De amar por costumbre, de callar verdades,
de buscar aprobación en ciudades.
de quedarme donde nada me avisa.
De amar por costumbre, de callar verdades,
de buscar aprobación en ciudades.
Aprendí que soltar también cura,
que hay belleza en la ruptura.
Y que la salud no siempre es cuerpo,
a veces es silencio, distancia y tiempo.
que hay belleza en la ruptura.
Y que la salud no siempre es cuerpo,
a veces es silencio, distancia y tiempo.
Hoy brindo por mí, sin culpa ni guía,
por la calma después de la agonía.
Porque mandar todo al carajo —a su modo—
fue el primer paso… para estar sano del todo.
por la calma después de la agonía.
Porque mandar todo al carajo —a su modo—
fue el primer paso… para estar sano del todo.
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