Entre vos y el Ciclón.
Te quiero, no lo dudes, lo sabés,
pero hoy juega San Lorenzo otra vez.
Y hay cosas que no se explican, se viven,
como el temblor del alma cuando el estadio revive.
pero hoy juega San Lorenzo otra vez.
Y hay cosas que no se explican, se viven,
como el temblor del alma cuando el estadio revive.
No es falta de amor, ni de intención,
es costumbre, fe, devoción.
Crecí con esa voz en la radio,
con mi viejo gritando goles en el patio.
es costumbre, fe, devoción.
Crecí con esa voz en la radio,
con mi viejo gritando goles en el patio.
Vos me mirás con cara de enojo,
yo te abrazo y te digo flojo:
“Es noventa minutos, dejame sentir,
que esta locura también me hace existir”.
yo te abrazo y te digo flojo:
“Es noventa minutos, dejame sentir,
que esta locura también me hace existir”.
El fútbol me enseñó lo que es creer,
aguantar, perder, volver a renacer.
Por eso cuando San Lorenzo juega,
mi corazón también se despliega.
aguantar, perder, volver a renacer.
Por eso cuando San Lorenzo juega,
mi corazón también se despliega.
Después, cuando el ruido se apague,
vuelvo a vos, sin defensa ni traje.
Porque si hoy late el Ciclón en mi pecho,
mañana —te juro— late tu beso en mi lecho.
vuelvo a vos, sin defensa ni traje.
Porque si hoy late el Ciclón en mi pecho,
mañana —te juro— late tu beso en mi lecho.
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