Te amo, Pa.
No me diste todo, pero me diste el mundo,
con tus manos gastadas y tu amor profundo.
No fuiste perfecto, pero fuiste real,
y en eso, viejo querido, está lo inmortal.
con tus manos gastadas y tu amor profundo.
No fuiste perfecto, pero fuiste real,
y en eso, viejo querido, está lo inmortal.
Te amo, Pa, aunque a veces no lo dije,
porque a los hombres grandes el alma se les esconde.
Pero vos lo sabías, aunque el tiempo se queje,
que el amor verdadero no siempre responde.
porque a los hombres grandes el alma se les esconde.
Pero vos lo sabías, aunque el tiempo se queje,
que el amor verdadero no siempre responde.
Te vi partir temprano, volver agotado,
con la espalda encorvada y el silencio cansado.
Y sin pedir nada, me diste tu todo,
enseñándome a ser… sin decirlo en modo.
con la espalda encorvada y el silencio cansado.
Y sin pedir nada, me diste tu todo,
enseñándome a ser… sin decirlo en modo.
Me enseñaste que llorar no es debilidad,
que el trabajo honra más que la vanidad,
que un abrazo a tiempo vale más que el oro,
y que el respeto se gana sin decoro.
que el trabajo honra más que la vanidad,
que un abrazo a tiempo vale más que el oro,
y que el respeto se gana sin decoro.
Te amo, Pa, con todas mis heridas,
porque hasta en tus fallos me mostraste la vida.
Y ahora que entiendo lo que antes dolía,
abrazo tu sombra… y bendigo tu guía.
porque hasta en tus fallos me mostraste la vida.
Y ahora que entiendo lo que antes dolía,
abrazo tu sombra… y bendigo tu guía.
No sé si te dije lo que debía decir,
pero te lo repito en este porvenir:
te amo, Pa, con la voz del niño que fui,
y con la fuerza del hombre que crece por ti.
pero te lo repito en este porvenir:
te amo, Pa, con la voz del niño que fui,
y con la fuerza del hombre que crece por ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias!