Llamado nocturno al bar (fo).

Llamado nocturno al bar.

Hola, bar... ¿estás despierto?
Te llamo sin vergüenza,
porque la noche es un viento
que sopla la conciencia.

No vengo a emborracharme,
ni a buscarme un consuelo,
vengo a ver si en tu mostrador
todavía hay un poco de cielo.

¿Tenés esa birra helada
que calma más que el psicólogo?
¿Tenés al loco de siempre
que habla solo… pero es lógico?

No te pido respuestas,
ya me cansé de acertijos,
quiero escuchar cumbia bajita
y oír que alguien diga: “m’hijo…”

Hoy no tengo palabras,
pero sí tengo silencios,
de esos que sólo entienden
los parroquianos densos.

Y vos, bar viejo y querido,
tenés más abrazos que sillas,
porque el que llega con pena
acá no paga la orilla.

Te la digo entre risas:
a veces el bar es más sano
que mil terapias postizas.

Porque no hay juicio,
ni plan, ni recetas,
sólo un alma con otra
que se encuentra… y se suelta.

XUS