Letra prohibida.
Me crucé con una dama
recostada en una X gigante,
no sabía si era poema,
pecado…
o arte ambulante.
recostada en una X gigante,
no sabía si era poema,
pecado…
o arte ambulante.
Tenía curvas como comas,
mirada de exclamación,
y un silencio tan filoso
que hablaba sin discusión.
mirada de exclamación,
y un silencio tan filoso
que hablaba sin discusión.
Yo no venía a buscar fuego,
pero se me prendió el pecho,
porque hay letras que te rozan
y ya no sos el mismo bicho.
pero se me prendió el pecho,
porque hay letras que te rozan
y ya no sos el mismo bicho.
Ella no dijo ni una palabra,
pero me escribió el alma entera,
con tinta invisible
y una risa verdadera.
pero me escribió el alma entera,
con tinta invisible
y una risa verdadera.
No era prohibida por atrevida,
sino porque nadie se animaba,
a leer despacito su historia,
más allá de lo que mostraba.
sino porque nadie se animaba,
a leer despacito su historia,
más allá de lo que mostraba.
Y entendí —ahí, mirándola—
que el deseo también es espejo,
y que no todo lo que brilla
es cuerpo,
a veces es reflejo.
que el deseo también es espejo,
y que no todo lo que brilla
es cuerpo,
a veces es reflejo.
Como quien lanza una rima viva:
lo prohibido no es malo,
es lo que espera…
que lo leas con perspectiva.
lo prohibido no es malo,
es lo que espera…
que lo leas con perspectiva.
Así que no corras al ver una X,
no es peligro, ni castigo,
capaz que adentro de esa letra
hay un mundo…
y un abrigo.
no es peligro, ni castigo,
capaz que adentro de esa letra
hay un mundo…
y un abrigo.
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