Saranghae en la punta de los dedos.
Saranghae nace quietito,
entre el pulgar y el índice,
como si el amor supiera
esconderse en lo mínimo
para brillar más fuerte.
entre el pulgar y el índice,
como si el amor supiera
esconderse en lo mínimo
para brillar más fuerte.
Es un gesto que aprendí tarde,
cuando entendí que la vida
no siempre grita sus verdades;
a veces susurra.
A veces señala.
A veces apunta al corazón.
cuando entendí que la vida
no siempre grita sus verdades;
a veces susurra.
A veces señala.
A veces apunta al corazón.
Y yo, que fui torpe para decir
“te quiero” sin temblar,
encontré en ese gesto breve
una forma nueva de hablar.
“te quiero” sin temblar,
encontré en ese gesto breve
una forma nueva de hablar.
Lo levanto como bandera
cuando las palabras no salen,
cuando tu nombre es un incendio
y mi voz apenas vale.
cuando las palabras no salen,
cuando tu nombre es un incendio
y mi voz apenas vale.
Es simple, sí,
pero simple como lo verdadero:
un pequeño rayo de luz
pintado con mis dedos.
pero simple como lo verdadero:
un pequeño rayo de luz
pintado con mis dedos.
Y si lo ves,
si te encuentra,
si te toca sin aviso…
sabé que en ese gesto mínimo
te estoy diciendo lo mismo:
sos hogar, sos cariño,
sos mi saranghae preciso.
si te encuentra,
si te toca sin aviso…
sabé que en ese gesto mínimo
te estoy diciendo lo mismo:
sos hogar, sos cariño,
sos mi saranghae preciso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias!