Cuando la vida te señala.
Contigo la vida no pide permiso,
aparece sin golpear,
como un rayo que conoce
dónde tiene que pegar.
aparece sin golpear,
como un rayo que conoce
dónde tiene que pegar.
No negocia, no pregunta,
solo dice: “ahí es el lugar”,
y yo, que vengo del ruido,
me dejo desarmar.
solo dice: “ahí es el lugar”,
y yo, que vengo del ruido,
me dejo desarmar.
Porque hay personas que llegan
con una fuerza que no avisa,
y en vez de cambiar tu mundo,
te enseñan cómo se empieza la vida.
con una fuerza que no avisa,
y en vez de cambiar tu mundo,
te enseñan cómo se empieza la vida.
Lo supe una tarde simple,
de esas que no cuentan en el diario:
tu risa me abrió la puerta
de un futuro inesperado.
de esas que no cuentan en el diario:
tu risa me abrió la puerta
de un futuro inesperado.
Y entendí
—como entiende el que vive—
que no todo tiene permiso,
que hay amores que se imponen
y te cambian el ritmo.
que hay amores que se imponen
y te cambian el ritmo.
Por eso voy, firme y sincero,
sin máscaras ni artificio:
contigo la vida no pide permiso…
porque ya hizo el compromiso.
sin máscaras ni artificio:
contigo la vida no pide permiso…
porque ya hizo el compromiso.
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