sábado, 22 de noviembre de 2025

Todo pasa, pero queda.


Todo pasa, pero queda.

Todo pasa,
me lo dijo un viejo en una vereda mojada,
cuando yo cargaba broncas viejas
y una tristeza que no decía nada.

Me miró sin apuro,
como quien ya vio mil tormentas en su vida,
y me soltó: “Pibe, el dolor no es eterno,
solo parece que nunca termina.”

Entonces entendí:
la vida no siempre golpea para herirte,
a veces te mueve, te quiebra, te dobla,
solo para enseñarte a seguirte.

Pasa el miedo,
como pasa la lluvia sobre los techos gastados.
Pasa la bronca,
como pasa un mal día cuando dormís agotado.

Pero también queda algo:
queda la fuerza que no sabías que tenías,
queda la luz que aprendiste a encender
cuando nadie más la encendía.

Yo también pensé que no iba a levantarme,
que la noche era demasiado larga,
que el mundo me ignoraba.
Pero pasaron los días…
y yo también pasé.

Hoy lo digo con calma,
con la voz de alguien que cayó y volvió:
todo pasa, sí,
pero siempre deja algo mejor.

Caminá despacio,
no hace falta correr la vida.
Que lo que duele hoy,
mañana será una herida…
y pasado, solo una sonrisa.

Porque todo pasa,
y lo que importa,
es lo que te queda encima.





 

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