Sombrero del destino rebelde.
Un cráneo sonriente bajo un sombrero roto,
como si conociera historias que el viento
no se atreve a contar.
Lo miro y pienso en mis propios caminos,
en esas veces que tuve que perderme
para volverme a encontrar.
como si conociera historias que el viento
no se atreve a contar.
Lo miro y pienso en mis propios caminos,
en esas veces que tuve que perderme
para volverme a encontrar.
Porque la vida,
igual que un barco sin mapa,
te pide coraje antes que certezas,
te pide remar aun cuando
no sabés si la tormenta
te honra o te quiebra.
igual que un barco sin mapa,
te pide coraje antes que certezas,
te pide remar aun cuando
no sabés si la tormenta
te honra o te quiebra.
Yo también fui hueso cansado,
alma golpeada,
mirada que se encendía tarde.
Pero entendí
alma golpeada,
mirada que se encendía tarde.
Pero entendí
—entre días buenos y noches largas—
que uno se transforma
cuando acepta su parte salvaje.
que uno se transforma
cuando acepta su parte salvaje.
Este símbolo no es muerte,
es renacer con rabia suave:
cruzar fronteras invisibles,
animarse a lo improbable,
llevar un sombrero humilde
con actitud inquebrantable.
es renacer con rabia suave:
cruzar fronteras invisibles,
animarse a lo improbable,
llevar un sombrero humilde
con actitud inquebrantable.
Y así, en métrica libre,
confieso mi verdad entera:
siempre que me enfrenté al mundo
fui más fuerte de lo que creía,
y el destino, aunque rebelde,
siempre premió
a quien nunca dejó de dar pelea.
confieso mi verdad entera:
siempre que me enfrenté al mundo
fui más fuerte de lo que creía,
y el destino, aunque rebelde,
siempre premió
a quien nunca dejó de dar pelea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias!