El hilo que me encuentra.
Entre líneas enredadas
descubrí mi propio nombre,
un laberinto que se dobla
como el alma cuando es hombre.
descubrí mi propio nombre,
un laberinto que se dobla
como el alma cuando es hombre.
Crecí chocando con muros,
con dudas que no avisaban,
y cada trazo que hice
fue una senda que me hablaba.
con dudas que no avisaban,
y cada trazo que hice
fue una senda que me hablaba.
Hay caminos que se cruzan
sin pedir una razón,
como gente que te marca
por pura vibración.
sin pedir una razón,
como gente que te marca
por pura vibración.
Aprendí
—a los golpes suaves—
que no hay forma correcta,
que somos nudos andantes
buscando la puerta abierta.
que no hay forma correcta,
que somos nudos andantes
buscando la puerta abierta.
Y aunque a veces me perdí
en rutas de tinta oscura,
cada vuelta del destino
me enseñó otra lectura.
en rutas de tinta oscura,
cada vuelta del destino
me enseñó otra lectura.
Hoy abrazo mis marañas,
mi caos, mi paso lento:
porque en cada línea torcida
también vive lo que siento.
mi caos, mi paso lento:
porque en cada línea torcida
también vive lo que siento.
Soy patrón de mil intentos,
de tropiezos y de suerte.
Si me pierdo entre mis trazos,
sé que igual voy a encontrarme.
de tropiezos y de suerte.
Si me pierdo entre mis trazos,
sé que igual voy a encontrarme.
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