viernes, 28 de noviembre de 2025

Dulce que no se olvida.


Dulce que no se olvida.

Tú eres el dulce
que siempre quiero repetir,
como esos días simples
que uno no quiere compartir.
Sabores que te nombran,
memorias que te persiguen,
y un latido que, sin permiso,
vuelve a donde te sigue.

Cuando era chico aprendí
que algunas cosas curaban:
un caramelo en la tarde,
una voz que te abrazaba.
Hoy lo entiendo distinto,
pero el efecto es igual:
tu presencia me calma,
tu risa me hace bien, total.

Y la vida 
—esa maestra—
me enseñó con golpes claros
que lo dulce es escaso
y lo amargo viene a ratos.
Por eso te repito,
sin culpa y sin esconder,
porque en un mundo tan frío
vos sabés calentar mi ser.

Improviso tu nombre
en cada frase que nace,
y aunque el tiempo se mueva
tu eco nunca se deshace.
Sos ese sabor eterno
que vuelve sin avisar,
un dulce que no se olvida
y que siempre quiero probar.





 

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