Dulce que no se olvida.
Tú eres el dulce
que siempre quiero repetir,
como esos días simples
que uno no quiere compartir.
Sabores que te nombran,
memorias que te persiguen,
y un latido que, sin permiso,
vuelve a donde te sigue.
que siempre quiero repetir,
como esos días simples
que uno no quiere compartir.
Sabores que te nombran,
memorias que te persiguen,
y un latido que, sin permiso,
vuelve a donde te sigue.
Cuando era chico aprendí
que algunas cosas curaban:
un caramelo en la tarde,
una voz que te abrazaba.
Hoy lo entiendo distinto,
pero el efecto es igual:
tu presencia me calma,
tu risa me hace bien, total.
que algunas cosas curaban:
un caramelo en la tarde,
una voz que te abrazaba.
Hoy lo entiendo distinto,
pero el efecto es igual:
tu presencia me calma,
tu risa me hace bien, total.
Y la vida
—esa maestra—
me enseñó con golpes claros
que lo dulce es escaso
y lo amargo viene a ratos.
Por eso te repito,
sin culpa y sin esconder,
porque en un mundo tan frío
vos sabés calentar mi ser.
me enseñó con golpes claros
que lo dulce es escaso
y lo amargo viene a ratos.
Por eso te repito,
sin culpa y sin esconder,
porque en un mundo tan frío
vos sabés calentar mi ser.
Improviso tu nombre
en cada frase que nace,
y aunque el tiempo se mueva
tu eco nunca se deshace.
Sos ese sabor eterno
que vuelve sin avisar,
un dulce que no se olvida
y que siempre quiero probar.
en cada frase que nace,
y aunque el tiempo se mueva
tu eco nunca se deshace.
Sos ese sabor eterno
que vuelve sin avisar,
un dulce que no se olvida
y que siempre quiero probar.
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