viernes, 21 de noviembre de 2025

Ardiente como lo que vuelve a nacer.


Ardiente como lo que vuelve a nacer.

Arde,
como arde el pecho cuando algo por fin importa,
cuando el mundo te mira y vos
respondés la mirada sin miedo.

Arde,
como esa tarde en que entendí
que no hace falta ser invencible
para encender.
Hace falta ser humano,
haber caído,
haber dudado,
y aun así querer brillar.

Arde,
como el sol que se desborda
sin pedir permiso,
como mi pulso aquella vez
que dije “ahora sí”
y el universo me creyó.

Porque lo ardiente no es fuego,
es intento.
Es levantarse otra vez,
aunque tiemble la voz,
aunque duelan los pasos.

Es simple:
si algo te quema por dentro,
dejalo arder.
Ahí empieza
lo que realmente sos.





 

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