jueves, 16 de octubre de 2025

Te doy sin decirlo.


Te doy sin decirlo.

Te doy la piel sin prometer eternidades,
te doy el fuego, las ganas, las casualidades.
Te doy el pulso que acelera al mirarte,
el vértigo sutil de querer tocarte.

Hablo de amor, hablo de presencia,
de ese instante feroz que borra la conciencia.
Te doy lo que soy, sin filtro ni escudo,
sin miedo al juicio, ni al paso del mundo.

Aprendí que el deseo no es pecado,
que en la caricia vive lo sagrado.
Te doy mis sombras, mis luces, mi anhelo,
te doy mi infierno vestido de cielo.

Y cuando el silencio nos deje dormidos,
te doy la paz… que nunca había tenido.


 

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