Fuego en la piel.
Caliente…
como el pulso que no miente,
como el roce que en un segundo
enciende el alma y detiene el mundo.
como el pulso que no miente,
como el roce que en un segundo
enciende el alma y detiene el mundo.
No es solo cuerpo, es presencia,
es deseo con conciencia,
es mirarte y entender
que el placer también puede doler.
es deseo con conciencia,
es mirarte y entender
que el placer también puede doler.
Aprendí entre sábanas sinceras
que el amor no tiene fronteras,
que hay besos que no se olvidan
y noches que no terminan.
que el amor no tiene fronteras,
que hay besos que no se olvidan
y noches que no terminan.
El sudor fue tinta en mi memoria,
escribiendo otra historia:
la del instinto que despierta,
cuando la piel se vuelve puerta.
escribiendo otra historia:
la del instinto que despierta,
cuando la piel se vuelve puerta.
Caliente…
sí, pero no por fuego cualquiera,
sino por esa hoguera interna
que solo arde cuando el alma espera.
sí, pero no por fuego cualquiera,
sino por esa hoguera interna
que solo arde cuando el alma espera.
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