Te doy la noche entera.
Te doy la noche entera, sin relojes ni medida,
piel contra piel, donde el caos es vida.
Te doy lo que soy, sin máscaras ni escudos,
un instante animal, sin silencios mudos.
piel contra piel, donde el caos es vida.
Te doy lo que soy, sin máscaras ni escudos,
un instante animal, sin silencios mudos.
En un cuarto cerrado aprendí la lección,
que el deseo también escribe canción.
No hay versos perfectos cuando el cuerpo arde,
solo fuego en los ojos que nunca se esconde.
que el deseo también escribe canción.
No hay versos perfectos cuando el cuerpo arde,
solo fuego en los ojos que nunca se esconde.
Te doy mis excesos, mis risas, mis ganas,
la locura bendita que rompe las camas.
Te doy lo que tengo, sin miedo, sin calma,
el temblor que recorre la sangre del alma.
la locura bendita que rompe las camas.
Te doy lo que tengo, sin miedo, sin calma,
el temblor que recorre la sangre del alma.
Y al amanecer, cansado pero pleno,
descubro que en el descontrol hay terreno:
una vida también se cuenta en sudor,
porque amar sin cadenas es puro valor.
descubro que en el descontrol hay terreno:
una vida también se cuenta en sudor,
porque amar sin cadenas es puro valor.
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