jueves, 25 de septiembre de 2025

El dulce que nunca se acaba.


El dulce que nunca se acaba.

Tú eres el caramelo que siempre quiero repetir,
pero no en la boca, sino en el alma al latir.
El mundo me enseñó a perder y a ganar,
tú me enseñaste a querer sin calcular.

En los pasillos grises del día a día,
apareces tú, mi pausa, mi poesía.
La vida me dio golpes, también cicatrices,
pero tu sabor borra todas las raíces.

Recuerdo la feria, la niñez en juego,
un caramelo en mano, otro en el fuego.
Hoy te miro y sé lo que comprendí:
no hay dulzura en el mundo que compita aquí.

Repetirte no cansa, repetirte es crecer,
eres el instante que me hace renacer.
Y aunque el tiempo corra y me quiera dividir,
tú eres el caramelo que nunca dejo de elegir.


 

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