viernes, 13 de junio de 2025

Y de tanto hacerme reír, termino enamorándome (fo).


Y de tanto hacerme reír, termino enamorándome.

Reías, y mi alma despertaba,
como si cada carcajada fuera una llama.
Tus ojos chispeaban, mi escudo temblaba,
y en cada broma... mi razón se quemaba.

No fue lento. Fue volcán en la piel.
Un “jajaja” tuyo… y ya no era yo aquel.
Tus labios no me rozaban, pero ardía,
era deseo disfrazado de alegría.

No me tocaste, me incendiaste la calma,
rompiste mis muros, te metiste en el alma.
Tus gestos, tus juegos, tu risa tan cruda,
eran caricias... pero desnudas.

Y no entendí cuándo fue que pasó,
pero ya te miraba como quien ya se entregó.
No al cuerpo, ni al plan, ni al “para siempre”,
sino a esa locura tan tuya, tan ardiente.

Hay pasiones que no se buscan, se ríen.
Y amores que no se tocan, se intuyen.
Porque a veces… quien te hace reír,
también te enseña a vivir.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias!

Entradas populares

Destacados

Alas del caos.

Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *