Te vi!.
¡Te vi!.
Y no hizo falta tocarte para sentir,
que tu piel y la mía ya sabían de latir,
que en tu mirada había fuego,
y yo, con sed… sin miedo.
Y no hizo falta tocarte para sentir,
que tu piel y la mía ya sabían de latir,
que en tu mirada había fuego,
y yo, con sed… sin miedo.
Te vi pasar con ese ritmo suave,
como quien baila sola y lo sabe.
Tu boca era un poema sin leer,
y yo, un lector hambriento de placer.
como quien baila sola y lo sabe.
Tu boca era un poema sin leer,
y yo, un lector hambriento de placer.
No dijiste nada, pero hablaste en mi oído,
con silencios que huelen a piel y suspiros.
Tus pasos marcaban un lento ritual,
como si el amor fuera también carnal.
con silencios que huelen a piel y suspiros.
Tus pasos marcaban un lento ritual,
como si el amor fuera también carnal.
¡Te vi!.
Y me tembló el alma de abajo hacia arriba,
porque no era solo amor… era saliva.
Era deseo tierno, sin apuro, sin pecado,
era arte salvaje… pero delicado.
Y me tembló el alma de abajo hacia arriba,
porque no era solo amor… era saliva.
Era deseo tierno, sin apuro, sin pecado,
era arte salvaje… pero delicado.
El cuerpo también ama,
cuando el alma lo llama.
Y hay amores que no se explican,
porque se sienten... y te erizan.
cuando el alma lo llama.
Y hay amores que no se explican,
porque se sienten... y te erizan.
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