Grito sexy.
Ese grito, tan tuyo, tan mío,
no es vulgar, no es pecado, es desafío.
Es el eco del alma que no se reprime,
es cuerpo que canta lo que el alma imprime.
no es vulgar, no es pecado, es desafío.
Es el eco del alma que no se reprime,
es cuerpo que canta lo que el alma imprime.
No es solo carne ni solo piel,
es la danza del fuego que pide papel.
Un poema sin versos, sin rima, sin orden,
es arte salvaje que el juicio no borre.
es la danza del fuego que pide papel.
Un poema sin versos, sin rima, sin orden,
es arte salvaje que el juicio no borre.
Ese grito sexy, vibrante, sincero,
es un “estoy viva”, es un “te quiero”.
Es el clímax sagrado de lo compartido,
es la voz que dice: “estoy aquí, sin abrigo”.
es un “estoy viva”, es un “te quiero”.
Es el clímax sagrado de lo compartido,
es la voz que dice: “estoy aquí, sin abrigo”.
Y en ese instante tan libre, tan fuerte,
no hay juicio, no hay culpa, no existe la muerte.
Porque amar con el cuerpo también es orar,
y gritar con el alma... es forma de amar.
no hay juicio, no hay culpa, no existe la muerte.
Porque amar con el cuerpo también es orar,
y gritar con el alma... es forma de amar.
No es sucio, no es frágil, no es vergonzoso,
es humano, es real, es glorioso.
El deseo bien dado no tiene medida,
es parte del pulso que nos da vida.
es humano, es real, es glorioso.
El deseo bien dado no tiene medida,
es parte del pulso que nos da vida.
Así que gritá, que es música viva,
gritá si sentís que el alma se activa.
Porque callar lo que nos hace vibrar...
es morir un poco, sin avisar.
gritá si sentís que el alma se activa.
Porque callar lo que nos hace vibrar...
es morir un poco, sin avisar.
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