Cálmate y tómate un mate.
Ey, hermano, bajá un cambio, no corras más,
que la vida no se mide en quién llega detrás.
Te vi estresado, hablando solo en la vereda,
como si el mundo se cayera por una pavada cualquiera.
que la vida no se mide en quién llega detrás.
Te vi estresado, hablando solo en la vereda,
como si el mundo se cayera por una pavada cualquiera.
¡Cálmate! —te dije—, y te pasé un mate,
porque a veces el alma solo quiere un rescate.
No del trabajo, ni de la deuda del mes,
sino de uno mismo… ¡y del estrés a la vez!
porque a veces el alma solo quiere un rescate.
No del trabajo, ni de la deuda del mes,
sino de uno mismo… ¡y del estrés a la vez!
¿Viste cómo el agua calienta el corazón?
¿Y la bombilla parece un abrazo en canción?
Mate no cura, pero consuela de veras,
y hasta el enojo se va… entre dos cebaderas.
¿Y la bombilla parece un abrazo en canción?
Mate no cura, pero consuela de veras,
y hasta el enojo se va… entre dos cebaderas.
Te reíste, y ahí supe la posta:
que el humor es un puente, no una respuesta tosca.
Y mientras más rías, menos te perdés,
porque el alma feliz… no envejece al revés.
que el humor es un puente, no una respuesta tosca.
Y mientras más rías, menos te perdés,
porque el alma feliz… no envejece al revés.
No todo se soluciona gritando o corriendo…
A veces, solo se necesita parar, cebar, y reír.
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