Danza del dragón dual.
No soy solo uno.
Soy dos… y a veces más.
Un dragón me cuida,
el otro me quiere quemar.
Soy dos… y a veces más.
Un dragón me cuida,
el otro me quiere quemar.
Uno dice: “tranquilo, todo pasa”.
El otro grita: “reaccioná, no te quedes en casa”.
Y ahí voy yo,
como tantos,
entre la calma
y el espanto.
El otro grita: “reaccioná, no te quedes en casa”.
Y ahí voy yo,
como tantos,
entre la calma
y el espanto.
El amor me dice que espere,
la rabia me dice que actúe.
Y yo, humano como vos,
me equivoco, me sacudo, me construyo y continúo.
la rabia me dice que actúe.
Y yo, humano como vos,
me equivoco, me sacudo, me construyo y continúo.
Esta es la danza del dragón dual,
lo que no ves en redes,
lo que pesa al respirar.
lo que no ves en redes,
lo que pesa al respirar.
No soy luz total,
ni sombra entera.
Soy mezcla de dudas,
certezas pasajeras.
ni sombra entera.
Soy mezcla de dudas,
certezas pasajeras.
Aprendí que no se trata de ganar,
ni de elegir uno y matar al otro.
Se trata de sentarse en el medio,
escucharlos…
y no volverse loco.
ni de elegir uno y matar al otro.
Se trata de sentarse en el medio,
escucharlos…
y no volverse loco.
El equilibrio no es quietud,
es moverse sabiendo qué es tuyo,
qué es ruido,
y qué es virtud.
es moverse sabiendo qué es tuyo,
qué es ruido,
y qué es virtud.
Así que si estás peleando con vos,
bienvenido:
el dragón también sos.
Bailá con ellos,
no huyas del ritual,
que nadie vive en paz
sin su dragón dual.
bienvenido:
el dragón también sos.
Bailá con ellos,
no huyas del ritual,
que nadie vive en paz
sin su dragón dual.
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