Mis amigos son el ibuprofeno de mi corazón.
Cuando la vida me golpea sin aviso,
ellos llegan de frente, sin pedir permiso,
me abrazan hasta el fondo, sin compasión alguna,
y me curan las penas como lo hace la luna.
ellos llegan de frente, sin pedir permiso,
me abrazan hasta el fondo, sin compasión alguna,
y me curan las penas como lo hace la luna.
No venden recetas, no cobran consejos,
me prestan su risa y sus hombros viejos,
me enseñan que el dolor se achica cantando,
y que un abrazo sincero te deja flotando.
me prestan su risa y sus hombros viejos,
me enseñan que el dolor se achica cantando,
y que un abrazo sincero te deja flotando.
Ellos son la calma después del incendio,
el chiste preciso en el peor silencio,
me recuerdan que vivir no es solo aguantar,
sino encontrar quien te ayude a volver a andar.
el chiste preciso en el peor silencio,
me recuerdan que vivir no es solo aguantar,
sino encontrar quien te ayude a volver a andar.
Por eso los cuido como a mi mejor canción,
porque son medicina, alma y bendición,
y aunque el tiempo corra y la vida apriete,
su amistad es la cura… y nunca se vence.
porque son medicina, alma y bendición,
y aunque el tiempo corra y la vida apriete,
su amistad es la cura… y nunca se vence.
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