Mis amigos son el paracaídas en mi caída.

Cuando el mundo me empuja,
y el piso se quiebra sin previo aviso,
ellos aparecen, sin miedo, sin excusa,
con palabras que curan más que cualquier hechizo.

No me juzgan, me entienden,
me cargan si mis pasos ya no responden,
se ríen de mis dramas hasta que se desprenden,
las nubes negras que en mi mente se esconden.

Aprendí que el amor no siempre es romance,
que hay abrazos que valen más que un te quiero,
que hay manos que te levantan sin cobrarte el chance,
y caminan contigo por caminos sinceros.

Por eso, hasta el fondo y sin compasión,
les grito mi gratitud sin medida,
porque en este viaje llamado corazón,
ellos son mi motor… y mi salida.

XUS