domingo, 7 de septiembre de 2025

Escríbeme aunque sea mentira.


Escríbeme aunque sea mentira.

Inventa la excusa más tonta del mundo; ¡y escríbeme!,
dime que olvidaste la clave del candado,
que el café se te enfría más rápido,
o que el reloj adelanta cuando piensas en mí.

No importa si es absurdo,
ya escuché excusas peores en la vida:
un amigo que juró volver y nunca lo hizo,
un amor que se escondió en “no es el momento”.

Por eso te digo,
no me importa la lógica ni el orden,
solo quiero esa chispa en la pantalla,
ese mensaje que diga:
“te pienso, aunque no tenga motivo”.

Yo también fui cobarde,
yo también me inventé excusas:
“estaba ocupado”,
“no vi el mensaje”,
cuando en verdad tenía miedo de sentir.

Pero aprendí que el silencio pesa,
que los minutos sin palabras se hacen años,
y que un simple “hola”
puede salvarte la memoria del vacío.

Así que invéntala,
hazlo simple, hazlo torpe, hazlo tuyo:
dime que escribes porque viste una nube rara,
porque un perro ladró con mi nombre,
o porque tu corazón te traicionó de repente.

No importa,
la verdad está en el gesto, no en la excusa.
Y yo, al leerlo,
voy a sonreír sabiendo que me buscaste.

Inventa la excusa más tonta del mundo;
pero no te guardes las ganas de escribirme.


 

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