Brilla con la tarde.
Eres lindo,
no solo en la piel que brilla con la tarde,
sino en la risa que rescata días grises,
en la forma de mirar sin juzgar.
no solo en la piel que brilla con la tarde,
sino en la risa que rescata días grises,
en la forma de mirar sin juzgar.
Eres lindo,
porque aprendiste a levantarte del suelo,
con los nudillos rotos y el corazón cansado,
pero nunca dejaste de creer en el mañana.
porque aprendiste a levantarte del suelo,
con los nudillos rotos y el corazón cansado,
pero nunca dejaste de creer en el mañana.
Yo te vi caer — y lo recuerdo —,
cuando el amor se fue sin aviso,
cuando los amigos callaron
y las calles parecían desiertos.
cuando el amor se fue sin aviso,
cuando los amigos callaron
y las calles parecían desiertos.
Y aun así,
seguiste caminando,
con la frente alta y la voz temblando,
como un guerrero que aprende que la fuerza
no siempre se mide en victorias.
seguiste caminando,
con la frente alta y la voz temblando,
como un guerrero que aprende que la fuerza
no siempre se mide en victorias.
Eres lindo,
porque tus cicatrices hablan
y tus errores enseñan,
porque sabes llorar sin vergüenza
y reír con el alma abierta.
porque tus cicatrices hablan
y tus errores enseñan,
porque sabes llorar sin vergüenza
y reír con el alma abierta.
Yo también me busqué en los espejos,
y me odié en más de una ocasión,
pero escuché tu voz decirme:
“hermano, en tu fragilidad está el amor”.
y me odié en más de una ocasión,
pero escuché tu voz decirme:
“hermano, en tu fragilidad está el amor”.
Por eso lo repito, sin disfraz ni metáfora,
sin máscara de poeta ni dios inventado:
sin máscara de poeta ni dios inventado:
Eres lindo,
y no lo digo por fuera,
lo digo porque tu vida
sigue brillando aunque duela.
y no lo digo por fuera,
lo digo porque tu vida
sigue brillando aunque duela.
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