viernes, 8 de agosto de 2025

Y de tanto hacerme reír, terminé enamorándome.


Y de tanto hacerme reír, terminé enamorándome.

Me llegaste jugando, sin plan ni estrategia,
rompiendo mis muros, ganando la iglesia
donde guardo lo frágil, lo que no se ve,
y entraste hasta el fondo, sin compasión, de una vez.

Tus chistes eran puentes, tus bromas refugio,
curabas mis grietas con tu propio embrujo,
y en cada carcajada se coló tu verdad,
esa forma tan tuya de dar libertad.

Me enseñaste que el amor no es solo promesas,
que también se construye entre risas traviesas,
y que a veces la vida regala el destino
mientras uno camina creyendo ir sin camino.

Hoy sé que reír contigo es mi casa segura,
y que amar sin miedo es la mejor locura,
porque quien llega al alma con risa y ternura
te marca de por vida… y eso no se cura.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias!

Entradas populares

Destacados

Alas del caos.

Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *