Conejito corazón.

Me dijeron “conejito”, y yo pensé en ternura,
pero vos llegaste con la piel a media altura.
Entre besos y risas se armó el temblor,
y nació este apodo: “Conejito corazón”.

Saltando entre dudas, de rama en rama,
pero cuando te abrazo… todo se calma.
No soy perfecto, ni cuerdo ni frío,
pero te cuido más que a mi propio lío.

Aprendí que el amor no es solo flor ni bombón,
a veces es reírnos con un apodo tontón.
Que la pasión no siempre se grita en la cama,
también vive en un mate, en la charla temprana.

Y si mañana no estoy, si la noche se va,
recordá esta locura que no supo parar.
Porque un “Conejito corazón” con alma sincera,
vale más que mil promesas a cualquiera.

No te tomes la vida tan en serio, mi amor,
que la risa también sana el dolor.
Y si alguna vez te sentís sin razón…
recordá este poema:
de tu conejito… con corazón.

XUS