martes, 8 de julio de 2025

Puntita (fo).


Puntita.

“Solo la puntita”, dijiste entre risas,
con cara de santo… y mil cicatrices.
Pero sabíamos todos —¡no sos tan prolijo!—
que si das la puntita… ¡después va el abrigo!.

Es que empieza en un beso, después una risa,
una mano en la pierna, miradas que pisan.
Y así sin aviso, te vas sin medida,
porque el cuerpo no miente… ni la vida.

Amor sincero, con doble sentido,
que a veces lo físico guarda lo vivido.
Porque no es solo carne lo que se comparte,
a veces en la “puntita”... hay arte.

Sí, arte de amar con un toque atrevido,
de reírse a tiempo, de no estar dormido.
De no medir tanto lo que uno siente,
porque quien se guarda todo… no deja presente.

Y mirá si te viera en la cama,
con cara de pícaro y fuego en la trama.
Te diría tranquilo, sin juicio en el tono:
“El problema no es lo que hacés… es si lo hacés solo.”

Porque el alma también tiene piel y deseo,
y amar sin culpa… es amar sin rodeo.
Y si empezás con “un poquito, por favor”,
sabé que el amor… no acepta sensor.

La puntita es solo la excusa elegante
de los que quieren entrar sin pedir pase.
Pero si vas a vivir, si vas a sentir…
no te quedes en la puerta.
Entrá con todo. 
Y sonriendo.


 

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