Cariñito de ocasión.
Me llaman “cariño”, “bebé” o “mi amor”,
pero a veces lo dicen sin ningún valor.
Y yo, que creo en palabras con alma,
no compro dulzura si viene con calma falsa.
pero a veces lo dicen sin ningún valor.
Y yo, que creo en palabras con alma,
no compro dulzura si viene con calma falsa.
Cariñito de ocasión, voz de azúcar sin intención,
me decís cositas lindas… pero no hay conexión.
Tu mensaje es fuego, tu trato es hielo,
como flor de plástico con perfume al cielo.
me decís cositas lindas… pero no hay conexión.
Tu mensaje es fuego, tu trato es hielo,
como flor de plástico con perfume al cielo.
Yo prefiero una risa sin maquillaje,
una mirada honesta, sin lenguaje salvaje.
Llamame como quieras, si es desde el pecho,
pero no me uses como simple despecho.
una mirada honesta, sin lenguaje salvaje.
Llamame como quieras, si es desde el pecho,
pero no me uses como simple despecho.
El amor no se mide en emojis de noche,
ni en frases calientes que pronto se derroche.
Se mide en silencio, en mate compartido,
en estar sin pedir… y en abrazar lo vivido.
ni en frases calientes que pronto se derroche.
Se mide en silencio, en mate compartido,
en estar sin pedir… y en abrazar lo vivido.
Así que si vas a decirme “bebé” o “cariñito”,
que no sea un disfraz, ni un jueguito finito.
Porque prefiero la verdad —aunque duela en el pecho—,
a una ternura vacía que solo busca un techo.
que no sea un disfraz, ni un jueguito finito.
Porque prefiero la verdad —aunque duela en el pecho—,
a una ternura vacía que solo busca un techo.
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