Caos en calma.
Caminaba por la vida, entre la gente y su afán.
Mirando los ojos tristes, los que buscan su pan.
Y en medio de ese ruido, de esa prisa sin final.
Vi la calma escondida, en lo profundo del mal.
Porque el caos, mi amigo, no es locura, ni es error.
Es la danza del camino, la escuela del amor.
¡Yo!. Chequea el beat, la métrica, la verdad que te detiene.
En la jungla de cemento, donde el alma se sostiene.
Veo el quilombo en la esquina, el grito que se detiene.
Pero en el fondo de ese mambo, una paz que nos mantiene.
Es el caos que te empuja, que te reta, que te enseña.
Que te muestra que en la herida, la fortaleza te empeña.
La mente explota, sí, mil pensamientos, un torbellino.
Pero cierra los ojos, respira, encuentra tu destino.
En la vorágine diaria, en el estrés que te domina.
La calma no es la ausencia, es la fuerza que camina.
Un viejo me decía, con la voz llena de andar.
"El viento más fuerte, no te puede derribar.
Si en tu centro resides, si en tu esencia has de morar."
Y así es la vida, muchacho, un vaivén de ir y venir.
Donde el miedo se deshace, y aprendemos a fluir.
No te asustes del estruendo, del problema que te acecha.
Es el trampolín perfecto, pa' que el alma no se estrecha.
La tormenta te sacude, te golpea, te agita.
Pero al final del chaparrón, la luz siempre resucita.
Es el caos el que pulsa, el que te hace reaccionar.
El que te enseña que hasta en el desorden, se puede avanzar.
Así que, hermano, no te cierres, al huracán que te presiona.
En su furia, está la magia, la lección que te perdona.
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