Tus ojitos, mi vicio.
No era de atarme a nadie, te juro,
vivía de paso, sin rumbo seguro.
Pero llegaron tus ojos, tan quietos, tan claros,
y el mundo, de pronto, dejó de ser raro.
vivía de paso, sin rumbo seguro.
Pero llegaron tus ojos, tan quietos, tan claros,
y el mundo, de pronto, dejó de ser raro.
No fue el cuerpo, ni el beso, ni el ruido,
fue ese brillo tuyo que me tuvo perdido.
Como si el universo dijera en voz baja:
"Mirala bien... que ahí va tu ventaja".
fue ese brillo tuyo que me tuvo perdido.
Como si el universo dijera en voz baja:
"Mirala bien... que ahí va tu ventaja".
Tus ojitos me rompen, me enseñan, me elevan,
cuando dudé de mí mismo, ellos me frenan.
No son vicio por adicción o locura,
son mi espejo más puro, mi pausa, mi cura.
cuando dudé de mí mismo, ellos me frenan.
No son vicio por adicción o locura,
son mi espejo más puro, mi pausa, mi cura.
Y si alguna vez dudás de cuánto valés,
mirá cómo tus ojos me hicieron crecer.
Porque hay miradas que no son castigo,
son faro, son norte, son abrigo.
mirá cómo tus ojos me hicieron crecer.
Porque hay miradas que no son castigo,
son faro, son norte, son abrigo.
Lo que más transforma,
a veces, no grita.
Solo te mira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias!