Aliento carmesí.
Respiro despacio la brisa herida,
con sangre en el pecho, pero alma erguida.
No nací de oro, ni traje corona,
pero en cada caída, mi fuego razona.
con sangre en el pecho, pero alma erguida.
No nací de oro, ni traje corona,
pero en cada caída, mi fuego razona.
Aliento carmesí, rojo como el sol que cae,
como el amor que arde cuando el miedo no lo apague.
Es el grito de un niño, la lágrima de mamá,
la rabia que se transforma en paz al caminar.
como el amor que arde cuando el miedo no lo apague.
Es el grito de un niño, la lágrima de mamá,
la rabia que se transforma en paz al caminar.
No todos entienden lo que cargo en el pecho,
pero cada paso en falso me llevó más derecho.
Y aprendí que no hay gloria sin un poco de duelo,
ni verdad que no pase por cicatrices del suelo.
pero cada paso en falso me llevó más derecho.
Y aprendí que no hay gloria sin un poco de duelo,
ni verdad que no pase por cicatrices del suelo.
Hay belleza en la lucha, y fuerza en lo frágil,
como flor que florece en el medio del asfalto.
Es el arte de amar aunque el mundo te empuje,
y seguir sonriendo cuando todo se cruje.
como flor que florece en el medio del asfalto.
Es el arte de amar aunque el mundo te empuje,
y seguir sonriendo cuando todo se cruje.
El mensaje, es simple y sincero:
ser valiente no es duro, es ser verdadero.
Es llorar cuando toca, es decir “aquí estoy”,
es amar con coraje aunque te digan “no voy”.
ser valiente no es duro, es ser verdadero.
Es llorar cuando toca, es decir “aquí estoy”,
es amar con coraje aunque te digan “no voy”.
Así es mi aliento, carmesí y profundo,
una chispa encendida que no entiende del mundo.
Pero sigue latiendo, con rima y verdad...
porque en cada herida, nace la libertad.
una chispa encendida que no entiende del mundo.
Pero sigue latiendo, con rima y verdad...
porque en cada herida, nace la libertad.
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