Latido secreto.
Tus labios fueron crimen y yo... el cómplice perfecto,
me robaste el alma con un beso directo.
Tus gemidos, poesía; tus uñas, mi castigo,
nos desnudamos lento… o salvajes, ¡no lo digo!.
Tus gemidos, poesía; tus uñas, mi castigo,
nos desnudamos lento… o salvajes, ¡no lo digo!.
Tus caderas dictan ritmos que mi cuerpo memoriza,
bajo sábanas caóticas, el pudor se eterniza.
No hay juicio, ni culpa, ni excusas mentidas,
sólo ganas que revientan las costillas dormidas.
bajo sábanas caóticas, el pudor se eterniza.
No hay juicio, ni culpa, ni excusas mentidas,
sólo ganas que revientan las costillas dormidas.
Fuimos furia, fuiste diosa, yo un demonio en tu altar,
adorando tu cintura como quien sabe pecar.
No fuimos dos amantes, fuimos lava derramada,
esos que no se olvidan aunque el tiempo no diga nada.
adorando tu cintura como quien sabe pecar.
No fuimos dos amantes, fuimos lava derramada,
esos que no se olvidan aunque el tiempo no diga nada.
La pasión fue promesa escrita en sudor y saliva,
y el amor, ese loco, nos miraba y se reía.
Porque esto no era rosa ni canción de cuna:
era noche, era carne, era vos, era luna.
y el amor, ese loco, nos miraba y se reía.
Porque esto no era rosa ni canción de cuna:
era noche, era carne, era vos, era luna.
Amar no siempre es suave, a veces ruge y castiga,
pero si el fuego es sincero… que arda, que abriga.
No hay pecado en desear con el alma desnuda,
cuando el “latido secreto” no se disfraza de duda.
pero si el fuego es sincero… que arda, que abriga.
No hay pecado en desear con el alma desnuda,
cuando el “latido secreto” no se disfraza de duda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias!