No me quemes.
No me quemes con tu juicio apurado,
yo también estoy roto, también he fallado.
No soy fuego para herir ni carbón encendido,
soy llama que abraza, no brasas de olvido.
yo también estoy roto, también he fallado.
No soy fuego para herir ni carbón encendido,
soy llama que abraza, no brasas de olvido.
Cargo cicatrices que el viento no ve,
hablo en susurros pa’ que entiendas mi fe.
Y si alguna vez brillé demasiado,
fue porque temía quedarme apagado.
hablo en susurros pa’ que entiendas mi fe.
Y si alguna vez brillé demasiado,
fue porque temía quedarme apagado.
No me quemes por arder cuando amé,
por dar sin medida, por ser lo que fue.
No uses mi llama para iluminar el error,
soy calor que acompaña, no horno de rencor.
por dar sin medida, por ser lo que fue.
No uses mi llama para iluminar el error,
soy calor que acompaña, no horno de rencor.
Porque quien ama sin miedo también se derrite,
y el alma no grita, sí se repite:
“cuidá lo que toca, valorá al que está”,
no todo el que brilla te quiere quemar.
y el alma no grita, sí se repite:
“cuidá lo que toca, valorá al que está”,
no todo el que brilla te quiere quemar.
Las almas sensibles
no buscan dañar,
solo desean ser
comprendidas sin apagar su luz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias!